Andrei Karpov es un claro ejemplo de que hay gente para todo. Sabemos que hay personas adictas al juego que son capaces de cualquier cosa para ganar una partida o para no perder más dinero.
El señor Karpov estaba jugando al póker y estaba perdiendo todo su dinero, así que, en lugar de apostar su coche o su reloj (como haría una persona normal), puso a su propia mujer como premio para el ganador.
Al final perdió la partida y horas más tarde fue a su casa a reclamar el premio Sergey Brobov, el hombre que había ganado. Tatiana, la mujer de Andrei, no se lo pensó dos veces e hizo lo que habríamos hecho todas: dejó a su marido y se casó con Sergey (que además era muy guapo y atento con ella).
Al final todos salieron ganando, menos Andrei, que perdió en un sólo día todo su dinero y a su mujer.